martes, 21 de enero de 2014

No es que...

   No es que esté enojado, es que estoy triste. Es lo que me pasa cada vez que me doy de cabeza contra alguna de las paredes que me rodean. Es que nunca me gustaron las paredes, prefiero puertas y ventanas. ¿Viste que las paredes son mudas pero nunca se callan? En cambio las ventanas y puertas escuchan y no hablan, de verdad no hablan. Y yo soy de los que a veces se animan e intentan mirar más allá de los límites de su casa. Entonces me asomo imaginando una ventana, y nada, que la pared me para en seco, con un golpe certero en la frente o en la cara.
   Será que yo no soy el que dibuja las paredes.
   Será que yo no soy el que dibuja las puertas y ventanas.
   Pero quizás sí podría ser yo y eso es lo que me mata.



lunes, 6 de enero de 2014

Me miro en la pared...

Me miro en la pared
(el espejo ha muerto)
y saboreo un recuerdo
(mitad falso, mitad sincero).
Camino por un cuarto lleno
de polvo y libros viejos,
hecho de palabras ajenas
masticadas en silencio.
Al pie de la ventana veo
algunas cosas nuevas
acomodadas con esmero.
Por ahora el polvo las ignora,
creo que es cuestión de tiempo.
Veo, cómo lo digo, veo
algunos pasitos inseguros,
pero más seguros que mi vuelo,
seis ojos que me miran,
de a pares y risueños,
con mi mirada más allá
de los años venideros.
A la izquierda de la ventana
está mi escritorio y, creo,
en el escritorio estoy yo,
encorvado escribiendo
una y otra vez estos versos:
todo lo nuevo huele a viejo,
todo lo viejo huele a cuento,
todo cuento es un sueño
que escribimos sin saberlo.



miércoles, 1 de enero de 2014

A veces, siempre, la vida

A veces la vida es un océano de dulce de leche.
Todo muy dulce, pero tenés que remar,
porque, si aflojás, no avanzás.
Así que espero que en este nuevo año
mis brazos no me vayan a abandonar.
 A veces la vida es una interminable cuerda floja.
 El vértigo te anima, la altura te ilumina,
pero podés caer para no volver a levantarte.
Así que espero que mi equilibrio mejore,
porque al final las caídas
sólo son bonitas en los poemas.
A veces la vida es un camino en medio de la niebla.
Sabés que ahí está, 
pero no sabés bien dónde y a dónde va.
Así que espero una brisa,
mitad aire mitad risa,
aunque sea pequeñita,
que diluya un poco el velo y me asista.
A veces, siempre, la vida es sólo vida.
Sin metáforas inútiles, sin palabras precisas.  
A veces, siempre, la vida es poesía.
Que no me engañen las flores marchitas.
A veces, siempre, la vida.