lunes, 7 de abril de 2014

Prometeo, el espejo

«¿qué sería
de nosotros
si en vez del fuego
Prometeo
hubiera robado
un espejo?»



    Hay preguntas cuyas respuestas se escribieron mucho antes de que naciera la madre de la madre del que preguntó. Nacen de los caprichos del tiempo que corre persiguiéndose a sí mismo sin llegar a darse alcance. Las respuestas son huellas que fueron dejadas antes del antes en la arena del olvido. Las preguntas son pies cansinos que se arrastran borrando las huellas de las que son motivo.

    Tengo algunas respuestas, antes de que me olvide, las escribo:

Yo me robé esta idea, pero no pido perdón.

Prometeo no robó el fuego, pero a nadie le importó.

Prometeo robó un espejo, pero nadie se enteró.

Prometeo no existió, pero podrías ser vos.

Los hombres miraron en el espejo, pero cada uno sólo vio a su dios.

El espejo se rompió, pero no se perdió.

Los hombres no se miran a los ojos, el reflejo les recuerda su traición.

También tengo algunas preguntas, pero las guardo en un cajón.