lunes, 6 de enero de 2014

Me miro en la pared...

Me miro en la pared
(el espejo ha muerto)
y saboreo un recuerdo
(mitad falso, mitad sincero).
Camino por un cuarto lleno
de polvo y libros viejos,
hecho de palabras ajenas
masticadas en silencio.
Al pie de la ventana veo
algunas cosas nuevas
acomodadas con esmero.
Por ahora el polvo las ignora,
creo que es cuestión de tiempo.
Veo, cómo lo digo, veo
algunos pasitos inseguros,
pero más seguros que mi vuelo,
seis ojos que me miran,
de a pares y risueños,
con mi mirada más allá
de los años venideros.
A la izquierda de la ventana
está mi escritorio y, creo,
en el escritorio estoy yo,
encorvado escribiendo
una y otra vez estos versos:
todo lo nuevo huele a viejo,
todo lo viejo huele a cuento,
todo cuento es un sueño
que escribimos sin saberlo.



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