martes, 21 de enero de 2014

No es que...

   No es que esté enojado, es que estoy triste. Es lo que me pasa cada vez que me doy de cabeza contra alguna de las paredes que me rodean. Es que nunca me gustaron las paredes, prefiero puertas y ventanas. ¿Viste que las paredes son mudas pero nunca se callan? En cambio las ventanas y puertas escuchan y no hablan, de verdad no hablan. Y yo soy de los que a veces se animan e intentan mirar más allá de los límites de su casa. Entonces me asomo imaginando una ventana, y nada, que la pared me para en seco, con un golpe certero en la frente o en la cara.
   Será que yo no soy el que dibuja las paredes.
   Será que yo no soy el que dibuja las puertas y ventanas.
   Pero quizás sí podría ser yo y eso es lo que me mata.



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